El déficit comercial de EE UU toca máximos de cinco años por las compras a China y México

08 de enero de 2018

A diferencia de la mayoría de especialistas, Trump ve el comercio como un juego de suma cero y cualquier incremento en el déficit exterior es interpretado en la Casa Blanca como un argumento adicional para romper el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Las cifras acumuladas hasta noviembre cargan aún más de razones al magnate republicano en su cruzada proteccionista y añaden un punto de incertidumbre a la sexta ronda de renegociación del acuerdo comercial con México y Canadá: el déficit comercial de Estados Unidos escaló en el penúltimo mes de 2017 hasta su nivel más alto desde enero de 2012, al registrar un balance negativo de 50.500 millones de dólares en el mes. Sin embargo, es China -y no México- el principal culpable de este ensanchamiento de la brecha entre los bienes y servicios que EE UU compra del exterior.

Aunque el país latinoamericano, objetivo predilecto de los dardos del presidente estadounidense, se mantiene como el segundo país que más contribuye al déficit, en noviembre la cuenta individual entre ambos países disminuye respecto a meses anteriores. También con Canadá, la tercera pata en el mayor tratado de libre cambio del planeta, con casi 25 años de antigüedad. 

El indicador publicado este viernes será el más actualizado que tengan a mano los negociadores de EE UU en la próxima ronda de negociación para la revisión del acuerdo, que se celebrará en Montreal (Canadá) entre el 23 y el 28 de enero y que se presume vital para la continuidad del pacto. El incremento global del déficit comercial estadounidense con el resto del mundo fue del 3,2%, algo habitual en un periodo de expansión económica como el actual: se crean puestos de trabajo, se consume más y también se importa más. En noviembre, un mes marcado por las compras prenavideñas, las compras del exterior repuntaron un 2,5%, hasta los 250.700 millones de dólares, pero las exportaciones mejoraron también, un 2,3%, hasta los 200.200 millones.

En el acumulado del año -una métrica mucho más precisa, al eliminar variaciones de carácter estacional- creció un 11,6% y suma ya 513.580 millones. Por países, la brecha creció con China: 344.420 millones, un 8% más entre enero y noviembre el año. Y 35.400 millones solo en noviembre, el más alto desde septiembre de 2015. Ese mes, la demanda por productos electrónicos fabricados en China es mayor y también tiene un efecto en las importaciones. La ganancia en las exportaciones se explica por la venta de aviones en la recta final del año y otros bienes de capital.

El déficit se moderó, sin embargo, con México, a 5.980 millones en noviembre, pero no lo suficiente para evitar que cierre 2017 como el segundo país que más contribuye al diferencial comercial negativo para EE UU, tras crecer cerca de un 10% en el año. En los 11 primeros meses, el déficit acumulado con México ascendió a 65.680 millones, por delante de los 63.320 millones de Japón y los 58.430 millones de Alemania. La brecha comercial de EE UU con su vecino del sur es, además, cuatro veces superior a la de Canadá. El alza en el precio del petróleo y de otros productos energéticos también tuvo un efecto en el incremento del déficit en noviembre.

El presidente de la primera potencia mundial prometió en campaña revisar los acuerdos comerciales para reducir la brecha comercial y está adoptando, en paralelo, políticas para incentivar la creación de empleo en Estados Unidos. Pese a ello, la tendencia vista en los primeros diez meses de su presidencia muestra que se cerrará 2017 con el mayor déficit en cinco años. Es reflejo, también, de que la economía crece a buen ritmo y que el mercado laboral está cerca de una situación de pleno empleo.

Trump se refiere al déficit comercial como uno de los factores que explican por qué la economía de EE UU crece por debajo de su potencial, pero no existe una relación directa que lo justifique. De hecho, la evolución de la balanza comercial durante las últimas dos décadas muestra que a final de los años 1990, cuando la economía crecía el doble, el déficit subía.

Los números rojos en la balanza comercial –que, de por sí, no son ni positivos ni negativos para la economía estadounidense– tienen que ver con una combinación de factores que van desde la política fiscal –también deficitaria, en el caso de EE UU, incluso antes de la ambiciosa reforma fiscal que ha propuesto la Administración Trump–, hasta el mayor crecimiento económico registrado en los últimos tiempos o las perspectivas de envejecimiento de la población. Contra eso, una vuelta de tuerca proteccionista como la que quiere Washington, sería poco efectiva.

Fuente: Sandro Pozzi

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